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La gamificación suma, el juego multiplica: así puedes aplicarlo en tu empresa

El juego es sinónimo de diversión, de pasar un buen rato, de desconectar. Nuestro cerebro se relaja y el estrés desaparece. ¿Quién podría negarse a un buen plan de juego?

Con esos atributos tan positivos, no es raro que con el tiempo surgiera el término gamificar, o lo que es lo mismo, empezar a aplicar dinámicas de juego en entornos que no son propiamente de juego. ¿Pero cómo se materializa la gamificación a niveles prácticos? ¿Cómo podemos sacarle el máximo beneficio en el entorno empresarial?

Si te interesa el tema, te proponemos un juego. Descubre las pistas que iremos dejándote en estas líneas y consigue superar tu misión: entender por qué estás dejando pasar una oportunidad de oro creyendo que con poner unas preguntas al final de un documento de formación o una ficha con misiones a superar en un curso de onboarding lo tienes todo hecho.

¿Estás preparado para jugar de verdad?

Qué es la gamificación… y qué no es

Pista número 1: la gamificación es mucho más.

Formación, marketing, ventas, gestión de equipos… ¡bingo! Resulta que a todo el mundo nos motiva jugar. El simple hecho de introducir el juego en el entorno profesional ya resulta algo novedoso e interesante para quien tiene más de 40, y natural para las generaciones siguientes, cada vez más protagonistas del mercado laboral. Videojuegos, redes sociales, metaverso, realidad aumentada… Los más jóvenes han crecido jugando.

Pero, como suele ocurrir con todo buen concepto, el paso del tiempo y los distintos usos e interpretaciones han provocado dos efectos:

  • Una sobreexposición que ha traído como consecuencia un cierto hastío del término (parece que una empresa no es “moderna” si no incluye gamificación)
  • Una malinterpretación del concepto (cualquier empresa que utiliza un ranking para medir algún desempeño de su equipo ya piensa que está explotando al máximo la gamificación)

Muchos se quedan en la superficie, es verdad, pero bien empleada la gamificación es una herramienta imbatible para conseguir tus objetivos, porque su potencial es infinito.

Y, ya que vamos a jugar, juguemos con todas las consecuencias y exprimiendo al máximo nuestras posibilidades. ¿Por qué quedarnos en simples sistemas de puntuación, en generación de rankings o en juegos básicos de pregunta/respuesta? ¿Por qué no generar experiencias inmersivas, integradoras y que fortalecen el sentimiento de pertenencia de la empresa? En definitiva, que aprovechan al máximo el poder del juego.

La gamificación se sirve de la predisposición humana a jugar y utiliza todos sus beneficios intrínsecos (motivación, colaboración, competitividad, superación, satisfacción personal) para que sea más estimulante y atractivo conseguir el objetivo final. Sea éste incrementar las ventas, una formación durante el onboarding, una puesta en común de objetivos u obtener información clave sobre tus empleados.

Los 5 errores más frecuentes en gamificación

Primer nivel superado, vamos a por la siguiente pantalla: esquivar peligros. Para entender bien lo que la gamificación puede hacer por ti, estos son los principales errores que debes evitar:

Pista número 2: No dejes el juego al azar

Meter recompensas y puntos a todo

Lo de verse en cabeza del ranking es motivo de orgullo, sí, pero reducirlo todo a un sistema de clasificación deja fuera lo verdaderamente importante: la experiencia. El éxito real está en hacer del propio juego una experiencia divertida, atractiva y alineada con los valores y objetivos de la empresa.

Dar de lado el componente social

Somos animales sociales. Siempre que sea posible, las experiencias de juego han de incluir a otras personas con las que colaborar, interactuar, competir. En definitiva, disfrutar. Sacar el máximo partido a las interacciones sociales son garantía de éxito de cualquier programa de gamificación.

No estudiar en detalle a tus jugadores

Cada experiencia de juego debe estar pensada al milímetro considerando no solo los objetivos a conseguir sino sobre todo quién va a participar. Qué les motiva, qué les atrae, cuáles son sus habilidades… por mucho que hablemos de juego, no debemos dejar nada al azar.

Que el juego se sienta obligatorio

No caigas en el error de vincular la gamificación a temas tan importantes como la permanencia en un departamento o compañía. Esto elimina de un plumazo todos los beneficios del juego: los trabajadores ya se ven “obligados” a hacer demasiadas cosas “por contrato” como para añadirles una más que les estrese o genere tensión. La gamificación no debe ser parte del trabajo.

¡Que sea aburrido!

Por propia definición, el juego debe ser algo que apetece hacer y, para ello, el ingrediente que no debe faltar es la diversión. Y si tiene como telón de fondo una buena historia o aventura, mejor que mejor. Si nuestro objetivo es construir una experiencia gamificadora memorable, debe ser, sí o sí, divertida.

¿Dónde puedo aplicar experiencias de juego en mi equipo, departamento o empresa?

Pista número 3: Como en el célebre acertijo del banco, la respuesta ya te la he dicho.  

Efectivamente. Asumir y aplicar estrategias de juego en la compañía significa ir mucho más allá de una simple acción puntual. Significa convertir procesos rutinarios en experiencias memorables; eventos de empresa en momentos de conexión real entre empleados y la compañía, objetivos comerciales inalcanzables en un reto motivador.

Si no sabes por dónde empezar, puedes inspirarte con estos ejemplos de ámbitos concretos de la empresa que podrían verse radicalmente transformados con solo aplicar el poder del juego.

Procesos de onboarding

¿Quién quiere escuchar un vídeo aburrido, interminable, para después pasar un test que “demuestre” que la misión está cumplida? ¿No sería mejor participar en una formación tipo Trivial con tus compañeros, con 4 áreas temáticas cada una de un color, un gran tablero central con un dado gigante, en el que compites con tus compañeros durante una mañana diferente?

Ver caso de éxito

Comunicación interna

Imagina que trabajas en una empresa que quiere comunicar a sus empleados todas las acciones relacionadas con la sostenibilidad que se están llevando a cabo. Las opciones para hacerlo son infinitas, pero ¿cuál crees que tendría más éxito?

A. Explicarlas a través de un mail o newsletter

B. Convocarles a una reunión para ver juntos un vídeo con un discurso del CEO

C. Citarles a participar en un juego donde vivan en primera persona las distintas acciones que se están desarrollando


Seguro que no hacen falta pistas para dar con la respuesta que tendría más éxito.

Ver caso de éxito

Estos son solo un par de ejemplos de cómo utilizar mecánicas de juego aplicadas en determinados procesos o departamentos de una empresa, pero eso no significa que sean excluyentes.

Cuando se desarrolla una acción lúdica es posible trabajar varias áreas a la vez en la dirección deseada. Por ejemplo, una formación comercial permitirá, además, trabajar el sentido de equipo y la conexión entre los participantes. Un team building basado en juegos puede, al mismo tiempo, informar sobre los objetivos de negocio, o incluso formar a los empleados en algún área. Un onboarding permite, a la vez, formar, conectar, motivar y alinear a los nuevos empleados. El único límite lo marcan las necesidades de la empresa y los objetivos concretos que busque con estas dinámicas.

Por ello, da igual si eres el encargado de proponerlo a tus superiores, de implementarlo en tu equipo o de participar. La gamificación bien entendida aporta beneficios con independencia del lugar que ocupes. Si quieres conseguir mayores rendimientos y resultados en el entorno profesional, no lo dudes, te toca.

¿Estás preparado? ¡A jugar!

¿Has sido capaz de resolver el juego? Los ejemplos que se han incluido en este artículo son casos reales diseñados, desarrollados y ejecutados íntegramente por Keaton. Si crees que podemos ayudarte, no lo dudes. Estamos deseando que nos pongas a prueba… ya sabes, nos encanta jugar.

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